Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Thursday, July 2, 2009

Historias Cortitas/ Una vida.-


Una Vida.-

“…sáquese cuentas que la primera vez que me conchabe pa’ una estancia, tenia 12 años, un atado de jergas y un recadito viejo que me había dado mi Tata, eran los tiempos en que uno nacía en un campo de otro, los padres también habían nacido ahí, empezaba a ser pion en cuanto aprendía a caminar, se empezaba por darle de comer a las gallinas y pa’ los 10 o 12 ya sabia carniar, cuerear, montear, agarraba en la esquilas y le cebaba mate a la familia del patrón, pero uno no sabía que era pion, vivíamos todos ahí, entreverados, unos mandaban, otros hacían, unos enseñaban y otros aprendían…como que era todo una continuidad desde el nacimiento hasta la tumba”.

“…pero mire ahí, que el Tata se había matado allá por Greco cruzando un rio atrás de la tropa que llevaba pa’la tablada, a mi madre la tenían de cocinera en la estancia y todos mis hermanos y hermanas, 5 en total, trajinábamos en esto y lo otro, creciendo, curtiéndonos el cuero y a sabiendas de que en cualquier momento nos quedábamos sin campo y rancho, con el Tata muerto el patrón no tenía mucho uso pa’cocinera con familia grande, no justificaba los gastos…”

“…cuando estoy ayudando en el ruedo de un remate, allá por Cerro Colorado, aparece un hombre grande, bonachón, con toda la figura de gaucho de antes, me pregunto cuántos años tenia y si tenía conchabo estable, quería saber si mi familia me dejaría irme pa’sus campos, ande estaban haciendo falta piones jóvenes y fuertes, lo único que precisaba era permiso e’la Mama y recado… si tenía, lo demás él se encargaba y la paga era buena…” “en una cachirla vieja me llevo pa’las casas, hablo con mi Mama, le pidió permiso al patrón, cargue el atado de jergas, el recado y mas contento que perro en carniada salte pa’la caja de la cachirla rumbo a mi nueva vida…”.

“han pasado muchos años, hoy con mis setenta y pico, todavía vivo en el mismo rancho, el patrón murió, dispués de haberme visto volver un hombre de bien y un gaucho de los de antes, como él. Los hijos y la familia me siguieron dando abrigo y conchabo, yo les pague con esfuerzo y honestidad, ellos fueron y son mi familia, hoy día no quieren que trabaje más, quieren que me quede mirando campo, yo creo que entuavia tengo pa’un rato y protesto, ¿pero pa’donde voy a d’ir?... soy tan parte de estos campos como la mulita que pastea en los bajos, como el carancho que espera que mis huesos blanqueen al sol después de haberle llenado la panza… porque si Dios quiere, un día caigo del ruano, fulminado y ahí quedo, ande hice mi vida, ande disfrute mis tiempos, ande matie bajo las estrellas que eran todas mías… ande siempre anduve solo pero no en soledad…”

Así me contaba Don Armenio Morales sus vueltas y andanzas, de repente se paró de golpe, comenzó a ensillar el caballo, boleo la pata, saludo doblando el ala del sombrero y sin más me dejo junto al fuego pensando, solo, pero acompañado por su historia.
El Tordillo

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