Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Saturday, November 25, 2017

Julian y el guiso. Historias cortitas

Una historia de tiempo atrás, pero que siempre me despierta una sonrisa.

De a poco íbamos llegando a Parada Sánchez, la cantidad de jinetes se iba haciendo mayor cuanto mas nos acercábamos al Paso de la Arena, en grupos o de a uno, los gauchos se unían a lo largo de la ruta, saludaban, miraban pasar el contingente y después respetuosamente se ubicaban a la cola de la marcha.

Ahí en la retaguardia y gozando el espectáculo, casi en el camión de los rezagados, el Tordillo y su tordillo seguían al paso, empachándose de campo, de tradición y de kilómetros. La Marcha de Casupá a la Piedra Alta era algo que siempre había querido hacer y ahora se encontraba en medio de ella y cerca del destino final,


El camión del ejército que preparaba el guiso que recibía al gauchaje en cada una de las paradas, hacía rato que estaba haciendo humear la caldera, de una vieja máquina que parecía mas para hacer asfalto que para preparar rancho, salía un guiso tan caliente y espeso como insulso, pero que servía para llenar la panza después de horas sobre el recado.

A medida que se llegaba, cada uno se preparaba para desensillar un rato, hacer mediodía y descansar para la jornada de la tarde, otros mas comedidos, ayudaban a sacar caballos para el campo, dar ración, dar agua o simplemente alcanzar chilcas para un fueguito tropero que calentaba agua para los mates.

Cuando llaman a rancho, la larga fila se hizo casi instantánea, plato en mano y de a uno, se iban sirviendo los comensales, Julián, un paisanito muy comedido y se ve que también muy enamoradizo, ayudaba a unas jovencitas con sus caballos y entretenido dejó pasar el tiempo, cuando se dio cuenta, era el último en la fila.

Se acerca, adelanta el plato, lo sirven y mirando el guiso como desilusionado se dirige al lugar donde sus compinches ya estaban de cháchara después de haber comido.

“…taba lindo el guiso, los dos murlitos que me tocaron taban reguenazos…” dijo uno de los muchachos.

“…a mi me tocó un pedazo de pechuga y otro de rabadilla, pahhh, hacia tiempo que no comía guiso tan rico” dijo otro.

Cuando Julián se va sentando, uno, ya de plato limpio y panza llena le pregunta, ¿y a vos que te tocó?


Julián miró su plato como con pena y levantando la vista dijo… “a mi me tocó laguna” y se sentó cuchara en mano a tomar su caldo.

El Tordillo

Thursday, November 23, 2017

El retorno de Don Armenio. Historias cortitas.


Meses y meses sin poder escribir algo coherente, no importa lo que quisiera poner en papel, siempre me daba contra una pared que me evitaba crear.  Llego un momento que hasta deje expirar mi dirección de website y no la pude renovar más, pero era tanta la desilusión que no me importo la perdida, pero toda la vida he volcado mis pensamientos en el papel y sabía que algún día lo intentaría otra vez.

En mi ultimo viaje a España donde nuevamente recorrí parte de uno de los Caminos a Santiago, intenté escribir sobre la magia y la adicción que sus recorridos han despertado en mi… pero tampoco pude, así que me limite a poner fotos y videos para que hablaran por mí.

Hace mas de dos meses que estoy de vuelta y recomencé mis caminatas para mantenerme en forma, pero como las bajas temperaturas están haciendo mella en mí, hoy me fui a un centro de compras cercano a mi casa, donde desde la 5 de la mañana la gente puede ir a caminar, el ovalo de casi dos kilómetros, es perfecto para caminar a gusto durante el invierno y como los negocios no abren hasta las diez, hay tiempo de sobra para caminar a gusto, y somos muchos los que tomamos ventaja de la oportunidad.

Totalmente concentrado en simplemente caminar sin otra cosa en mente, iba por el lugar con los audífonos entregándome música folclórica uruguaya, cuando como a doscientos metros mas adelante veo algo que me resulta extraño…


A paso cansino, un caballo alazán, coludo y crinudo, venia rumbo a mí, de su jinete solo se veía un poncho azul mojado y las alas de un sombrero ya vencidas por el agua que cubrían totalmente su cara, la panza del animal y las botas que se veían en los estribos, estaban totalmente cubiertas de barro y escurriendo agua.

Yo, en plena conciencia de que estoy caminando por un moderno edificio con pisos de finos mosaicos o maderas duras, pienso que me he vuelto loco, pero decido dejar que el momento se desarrolle como sea…

Cuando el jinete está a pasos de mí, se saca el sombrero y muy amigablemente me saluda.
“¿Como anda Tordillo? Hace tiempo que no nos cruzamos, creía que ya se había olvidado de mí, lo he buscado por varios montes y parajes, pero nadie me sabia dar cuentas de usted”.

Era don Armenio Morales, uno de los personajes recurrentes de mis escritos camperos, un hombre sin tiempos ni edades, que sin importar la época o el lugar siempre me acompaña y se adapta a lo que yo estoy contando, pero que hacía mucho que estaba archivado en mi mente y no me visitaba con sus historias.

“Que alegría de verlo Don Armenio, lo que pasa es que creo que Ud. se fue de jolgorio con las musas creativas y Yo, me quede sin historias, sin letras y sin inspiración. Puede ser que esta visita suya, sea el retorno al teclado para nuestro deleite, el suyo y el mío. Pero cuénteme el porque de tanta agua y barro en jinete y caballo, parece la imagen de un alma escapando de Mandinga”.

“La ultima vez que nos vimos, Ud. me dejo por unos bañados cerca de Fraile Muerto, de ahí al ver que Ud. no me sacaba mas a luz, decidí salir a recorrer nuestra patria para ver si lo encontraba, pero sin suerte. Fui de sur a norte y de este a oeste, a veces me parecía verlo cerca y buscándome, pero siempre sin éxito. Hoy cuando todavía no había salido el sol, mientras dormía bajo un árbol, tratando de cubrirme de una lluvia odiosa que hace días me persigue, decidí calzarme las botas temprano, ensillar este alazán, que es el único caballo que queda de mi tropilla y seguir con la búsqueda. Una vez que me había perdido por unos cerros por allá en Lavalleja, mi Tata me dijo que cuando me sintiera perdido, me quedara quieto en el mismo lugar, que el me iba a encontrar. Así que me dije, vamos para los bañados de Fraile Muerto y esperemos que ya va a volver, de ahí la mojadura de arriba y el barro de abajo. Me parece que la lluvia eran sus lagrimas por la perdida de la inspiración y el barro, simplemente que ya no se cuanto tiempo he pasado por los pajonales y con el agua hasta las verijas”.

La charla con Don Armenio se extendió por largo rato, mientras Yo caminada solo, pero con una sonrisa que adornaba mi rostro, porque el me contaba que había hablado con las musas de la inspiración y que ya estaban casi convencidas de que tenían que volver. Cuando se despidió de mí, todavía sin bajarse del caballo me aseguro de que nos veríamos pronto, que había muchas historias que contar y que el solo no podía hacerlo. Le respondí que lo esperaba teclado en mano y de mente abierta.

Cuando abruptamente me topo otra vez con la vida real, me doy cuenta de que había dado por lo menos 5 o 6 vueltas, las pantorrillas descontentas me llamaban la atención, mi espíritu caminero se regocijaba del reencuentro.

El Tordillo







Wednesday, June 7, 2017

Tu rostro está en todas partes.

Hugo Cabeza, cantautor Uruguayo (Florida Junio 2017)

Tu rostro está en todas partes.
Tal vez mi noción de Dios es precaria, salvaje, en todo caso pueril e irreverente...
Te veo a veces en la gente, en las torvas miradas del trajín urbano. Y ese Dios me pone triste .
Y otras veces te veo en el devenir cotidiano, en las vueltas de la vida,en la barbarie que nos pintan las noticias,en los tremendos aconteceres de la Historia humana....
Ese Dios me sorprende, me hace trastabillar la fe. Pues justamente quiero verte y no puedo.
Pero cada vez que me agobia esta visión neblinosa, me voy al río. Al monte. A un concierto de pájaros. Al cantar de las aguas.
Y vuelvo a estar contigo. Y sé que estás allí, siempre esperando.
Esperándome . Esperándonos.





Monday, May 8, 2017

Nueva Direccion

Por un descuido, se me termino la cuenta de elcorraldeltordillo,com y no encuentro la forma de renovarla, asi que temporariamente usare la siguiente:

elcorraldeltordillo.blogspot.ca

Gracias.

Tuesday, March 28, 2017

La vid, el origen del vino.


Extraido de : https://www.vinetur.com/2017032827627/la-vid-el-origen-del-vino.html


Conocer los aspectos botánicos de la vid es fundamental para reconocer los mejores vinos

El recorrido que lleva a llenar tu copa de vino antes de que puedas degustarlo y disfrutar de él, pasando por los aspectos más básicos hasta los más complejos de su fascinante elaboración, tiene su origen en la "madre del vino", planta que le da vida: la vid.
En las próximas líneas, con los consejos de Noelia Bebelia, bodega de vinos de alta expresión y firmes defensores del terroir, descubriremos los aspectos botánicos básicos de esta planta tan particular que nos da su fruto, la uva, el ingrediente esencial que permite elaborar el vino.uvas blancas
La vid (o cepa o parra) es una planta trepadora, leñosa, de la especia 'vitis vinifera' cuyo fruto es la uva con la que se elaboran los vinos. Se llama viña (o viñedo, o pago o majuelo) al grupo de vides claramente delimitado por una finca o parcela.
Entender la vid es fundamental. El conocimiento básico de la vid y de la uva nos permitirá comprender todos los pasos posteriores que se realizan hasta obtener el vino, y lo que es más importante, reconocer, desde su origen, cuales son los mejores vinos.
Si nos fijamos bien en la vid nos daremos cuenta lo peculiar que es, ya que no es estrictamente un árbol, ni tiene las medidas para serlo, ni se trata de una planta que se mantenga erguida sin ayuda de un tutor, pero tampoco es un arbusto puesto que tiene un tronco muy bien definido y robusto.
En este sentido, se suele afirmar que la vid es una mezcla de planta vivaz y árbol frutal, que cumple un ciclo anual de producción de frutos y un propio ciclo de vida.
Es una planta de aspecto rústico, seco, de apariencia vieja y ajada, siempre desconchada y en invierno desolada. Sin embargo, su corteza esconde una vigorosa savia que, pasado el invierno, llena de vida la planta, dotándola de un vistoso follaje y un preciado y dulce fruto que da origen al vino.
Sus cepas pueden llegar a vivir más de un siglo, y conforme tienen más edad dan menos frutos, pero de mejor calidad debido a que sus granos son más pequeños poseen menos agua pero mayor concentración de azúcares y otras sustancias. Además, sus grandes y profundas raíces tienen una mejor penetración en el subsuelo y aprovechan más y mejor sus recursos.
Sin embargo, en la elaboración de vinos de calidad no se suele usar las vides mayores de 40 o 50 años, debido a que a partir de esa edad su productividad ha bajado ya demasiado. Por otro lado, tampoco se elaboran buenos vinos con vides de menos de 5 años, ya que la planta todavía está formando su sistema de raíces (radicular), por tanto sus uvas no poseerán un nivel de calidad suficiente.
vid
La vid puede vegetar de formas muy distintas en función del tipo de suelo, la exposición solar, el clima, la competencia con otras vides por los recursos del suelo, y muchos otros factores. Como resultado de ello, una misma variedad puede tener rendimientos muy distintos tanto por lo que respecta a la cantidad como a la calidad de sus frutos, y de ahí que, el vino obtenido en cada viñedo puede ser distinto.
De hecho, el origen y características propias de cada vino se han convertido en uno de los principales reclamos comerciales en la actualidad, como valor diferencial que hace único e inimitable a un vino.
Todo esto convierte al vino, una vez más, en un producto totalmente diferente al resto de bebidas del mercado. Tanto es así, que la primera y mejor estrategia de marketing del vino se origina en la propia planta de la que nace, como puede comprobarse en el hecho de que el origen de un vino lo convierte en el primer reclamo comercial como producto distinto y no reproducible ante posibles competidores.
Las partes de la vid
En cuanto a los aspectos botánicos de la vid, ésta consta de varias partes. La planta se sujeta sobre un retorcido tronco con una característica corteza que se desprende en filamentos longitudinales, que puede medir desde unas decenas de centímetros a varios metros. De hecho la vid podría alcanzar este tamaño si se dejara evolucionar de forma natural, si bien las vides dedicadas a la elaboración vinícola siempre se podan controlando e impidiendo este crecimiento.
Por otro lado la vid dispone de una serie de ramas, llamadas sarmientos, muy flexibles y divididas por distintos nudos, que están provistas de zarcillos, unos órganos alargados que se enganchan y le permiten trepar hacia arriba mediante cualquier apoyo que tenga alrededor.
Las hojas, habitualmente llamadas pámpanos, situadas en la rama, en el lado opuesto de los zarcillos. Son tan largas como anchas, tienen forma de palma y una cara superior lisa, mientras que la interior es ligeramente peluda.
Las flores de la vid no son en absoluto bonitas, son pequeñas, verdes y poco olorosas. Se encuentran reunidas en racimos y normalmente constan de cinco pétalos de forma estrellada en la punta. Duran poco y las no fecundadas caen a tierra enseguida; la mayoría de las cepas poseen flores hermafroditas, es decir, formadas por órganos femeninos (pistilos, que son los primeros elementos que brotan en forma de diminuta botella y que crecerán convirtiéndose luego en jugosos granos de uva) y masculinos (estambres, normalmente cinco, en forma de finos hilos que caerán cuando la flor crezca).
Por último llegamos a los apreciados frutos o bayas, los llamados granos de uva, reunidas en racimos, muy jugosos, con piel clara u oscura según la variedad, blancas o tintas, y cubiertas de una fina capa cerosa y polvorosa (la pruína) que las hace ser prácticamente impermeables.
En casi todas las variedades los granos contienen cuatro semillas duras (pepitas), si bien este número puede variar, especialmente en las variedades clonadas, y actualmente incluso existen uvas sin semillas, especiales para consumir en ocasiones como fin de año o simplemente para un consumo más cómodo como postre.
Los granos se mantienen juntos en racimos gracias a una serie de pedúnculos; el conjunto de estos escobajos, junto con las pieles (todo lo que queda una vez prensadas las uvas) recibe el nombre de orujo, que se destila para obtener licores de alto grado alcohólico como el mismo orujo, la grappa, etc.

Tuesday, February 14, 2017

Nadie lo sabrá … Autor: Hugo Cabeza.



Nadie sabe que esta noche voy a morir .
Ninguno se imagina , ni tan siquiera remotamente , que ya lo he decidido .
Lo he rumiado despacio , mateando de mañana , o a solas caminando tranquilo por la rambla .
El río me lo ha dicho muchas veces .
Su voz de mil matices , saltando cantarina en los torrentes , golpeando murallones , cayendo sin descanso en las cascadas , horadando las piedras milenarias ...esa voz incesante de las aguas , no tuvo compasión en su diagnóstico :
                    Aquí no hay más nada que hacer , ya está todo el pescado  vendido .
Lo dijo hasta el hartazgo , sin vueltas , irremediablemente .
Y el río , que es porfiado y que habla susurrando , no para de cantar sus verdades como puñales .



Su voz “ discepoliana “ bajó el martillo en forma inapelable .
Algunas veces lo escuchaba clarito , en el agua se camouflaba la voz de Julio Sosa .
Seguro que era él ¡
                    “ Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé ...en el 510 , y en el 2000 también ¡
                    Que siempre ha habido chorros , maquiavelos y estafaos , contentos y amargaos ….
Carajo . Más de una vez me dije , pa´qué mierda lo escucho a este río maltrecho , contaminao y mal , que es sucio y poca cosa , y pa peor , en lugar de milongas , litoraleñas dulces o alegres valsecitos , el tipo se emperró en volverse tango ¡
De ahí no hay quien lo mueva ¡
Y se pasa broncando – puñal abajo ´el poncho – como un tango “ de aquellos “, bien lunfa , bien cabrero , como un malevo en curda peleado con la vida .
Y yo , que la venía llevando , no digo que sobrao ni pa andar canchereando , pero tenía cartas como pa echar el resto . Nunca fui de matarme – claro está – laburando .
Era como cualquiera que la viene remando , sabiendo que es de abajo.
 Sin andar bajo el ala de algún señor con plata ni colgao de un caudillo pa asegurarse un puesto .
Yo , apenas con lo justo ,llegué a tener el techo , y nunca me faltaron ni el beso de verdad , ni el cariño sincero ni en la mesa un puchero decente y bien ganao .
Eso era todo . Total para qué más ?
Pero tuve que entrar en esta estupidez de hacer mis caminatas .
Todo por escuchar – como tenía que ser – a mi buen médico .
- Tenés colesterol , ojo el ácido úrico , es mucho el sobrepeso , mirá que a los cincuenta  blablabla .
Y así empecé a charlar con él . Con el río . Y también por supuesto , los caballos que pastan mansamente en la rambla , como no . Y los pájaros que andan siempre sobrevolando y alegran las mañanas , y el viento que me trae todos los días  mensajes de no sé qué universos sin yo preguntar nada .
Y empecé a conversar – ya casi me olvidaba – con el tipo que llevo parece que hace tiempo, conviviendo conmigo . A este también lo veo en ciertas ocasiones , cuando por las mañanas me miro en el espejo .



Él fue quien sugirió  : - hay que escuchar el río , mirá que sí , el agua dice cosas.  Es cuestión de aprender a decodificar , pero un día entendés y entendés todo , y ahí te cae la ficha , tenés que hacer las cuentas – o mejor dicho te pasan la cuenta – se trata de sumar , restar , y abajo pasar raya . Esto me dijo el tipo .

Entonces caminando por la maldita rambla , de tanto ir hasta el agua y escuchar las cascadas , se me antojó hacer cuentas , y claro , pasar raya , y el saldo fue nefasto : me abrumaron las deudas ¡
Yo sé que ellos respiran y que viven sus vidas . Pero un día fui yo quien se murió para ellos , yo me fui de sus vidas por mi cuenta ... y de un saque ¡
Así sin anestesia me arranqué de mis viejos , de todos mis hermanos , y lo que es mucho peor , me desgajé a mis hijos , me los corté de a uno , como cuando en menguante vas podando las ramas sin dejar una sola ¡
Y el tipo , el viejo loco que vive adentro mío - tal vez desde hace mucho - me preguntó una vez :
Porqué ? Porqué tanto desgarro ?
Y yo le contesté : - No sé ...no sé , no sé …
Tal vez de puro guapo , o de esa cobardía que tantas veces viene copando la parada , me quise convencer de que yo soy todo tango . Y armé “ mi cambalache “ …
Así los fui fichando , los calibré uno a uno , bien identificados , por orden de importancia .
Era cuestión de honor , respetar de algún modo , ciertos escalafones .
Los hipócritas .Los vendedores de salvación , o sea , los intermediarios de Dios . Los chantas fabricantes de ilusiones . Los eternos lactantes del Poder . Los tránsfugas de la sensiblería . Los maestros del verso . Los románticos de la Revolución , tan peligrosos como los traidores de ella . Los burdos consumistas y los burgueses de alma …

Y se fueron cayendo las estrellas , los sueños , de a retazos .
Cuando se cayó Dios , ya nada quedó en pie .
Ahora , solo faltaba un poco de coraje , que a esta altura ya era lo de menos , y conseguir un fierro calibre 32 o algo parecido , metérmelo en la boca , apretar el gatillo y ya está ...todo acabó .
Ahora estoy sentado aquí , charlando con el río , como todos los días , desde que estoy sin trabajo .
Estoy algo cansado , en estos once meses , por cierto he caminado más que en toda mi vida .
Toda mi vida ¡ Me suena familiar esa frase , es el título de un tango , y qué tangazo , como no …
El chumbo está en mi campera , doblada al lado mío . Nunca la traigo , pero hoy tenía que guardar algo pesado . No quiero que me vean …
Ahora que estoy mirando , veo que viene gente . Son apenas las seis , la tarde está bastante gris , hay casi una llovizna . Como es que anda la gente por aquí ? Son tarados , en lugar de quedarse en familia , con los hijos , mirar tranquilos la televisión , hacer sus cosas juntos , no lo puedo entender .
Allí vienen esas tres caminando . Lindo susto se llevan si me ven en el agua boca abajo . Nunca sabrán que estaba hablando con el río jaja.
Una de ellas me grita , me saluda , pero si es ….Dios mío , no ¡
Qué hago , ahora qué hago . Tendré que postergar . Donde escondo el revólver , qué le digo a mi amor , por Dios la quiero tanto , es todo lo que tengo y ...no sé qué estoy haciendo ¡¡¡
Se ríe y les dice algo a las otras . Pero si son mis vecinas , es Carla y la maestra de tercer piso .
Ya está ….lo tiré al agua y no me vieron , tiré el revólver despacio en la corriente , me levanto y saludo , no me vieron , no se imaginan .
 Nunca  sabrán que cierta cobardía estuvo a punto de ganarme un bueno...
Fue mi mujer , ella solita , que echó la falta y resto .
La muerte se fue al mazo con una flor machaza , hija de puta ...me tuvo arrinconao .
Habrá que barajar y dar de nuevo , veremos en la próxima mano .
Ahora con mi mujer nos vamos abrazados, la besé como siempre y suspiramos .
De reojo lo miro , y el río está cantando , mirá vos qué curioso , al fin una canción del Litoral ¡

                    El Uruguay no es un río , es un cielo azul que viaja , pintor de nubes camino , con sabor a mieles ruanas ….Chua chua chua jajaja


Hugo Cabeza es un músico y cantor Floridense, que ademas de cantar tiene muy buen gusto para escribir. Tengo algunos de sus cuentos y con su permiso los voy a presentar aquí en El Corral del Tordillo, un lugar donde se aprecian las letras de nuestra gente.

Wednesday, January 25, 2017

EL CUMPLEAÑOS DE JESÚS PELAYO de Mario Delgado Aparaín

(Nota del Tordillo: Esto lo publico el Sr. Hugo Cabeza en su pagina de Facebook y yo me lo traje para aquí)

Con un zapato negro y el otro marrón, la chaqueta de fino cuero noruego remendado en el hombro donde carga la maleta de lona con las botellas de vinos seleccionados, el Conde de Caraguatá, más conocido como don Pedro P. Pereira Pintor de Puerta y Portal por Precio Proporcional para las Personas Pobres del Parque, abandonó el Parque de los Aliados y tras cuarenta minutos de caminata descansada, llegó hasta el final de la calle Cerrito en la Ciudad Vieja, para saludar en su viernes de cumpleaños a un viejo amigo abandonado por la fortuna. Se trataba de don Jesús Pelayo, un marino asturiano a quien, allá por el año dos mil dos, le fue mal en un negocio de contrabando y decidió no trabajar nunca más.

Cuando llegó al lugar, luego de sortear dos pisos desfondados y los escombros de tres paredes derrumbadas, se encontró con que la reunión ya había empezado. En el centro del antiguo patio español, cubierto hasta principios de los años sesenta por una amplia claraboya que ahora daba paso entero a la luz de la luna, un hombre, una mujer y seis gatos barcinos, departían alrededor de un discreto fuego alimentado por las tablas partidas de un cajón de bananas de la firma “Ruiz y Robaina”.
Excepto los seis gatos, que continuaron echados entre los cajones, los dos se pusieron de pie para saludar al Conde de Caraguatá, a quien esperaban no sólo por su siempre disfrutable presencia, sino también por que él, cuando acordaban este tipo de encuentros, se reservaba para sí la difícil misión de traer el vino para la cena.


- Jesús… ¡Qué gusto verte, muchacho, en esta noche de viernes! ¡Qué los cumplas con salud y ni te pregunto cuántos!

El asturiano oriundo de Cangas de Onís, un hombre de respetable estatura y barba rubia e hirsuta al estilo de los astures salvajes del año 716, le dio un formidable apretón de manos, dejó escapar una ronca risa de ron del Caribe y lo invitó a sentarse a su lado.

- Hombre, que toda la Ciudad Vieja ha estado esperando por ti y como te habéis demorado, solo hemos quedado nosotros para recibirte.

El Conde dejó con cuidado la maleta de lona en el suelo y se presentó como gustaba hacerlo siempre: como Pedro P. Pereira Pintor de Puerta y Portal por Precio Proporcional para Personas Pobres.
Cuando llegó a la señora, una mujer de aspecto caucásico, de unos sesenta años y a quien apodaban “La Rusa”, Jesús Pelayo creyó oportuno detenerse en su presentación y le explicó que la flamante amiga se llamaba en realidad Ekaterina Fonamor, que descendía de la mismísima familia del zar Nicolás y que para librarse de persecuciones y pescuezos rebanados, su padre y su abuelo habían vuelto del revés el apellido Romanof y allí estaba, sana y salva en el puerto de Montevideo.

La señora asintió con una sonrisa milenaria, volvió a sentarse sobre un cajón acolchado con una vieja frazada y se dedicó a armar un tabaco “Cerrito”, concentrada en sus pensamientos.
El Conde comprobó que a la luz del fuego, la mujer aún era bella y sospechó una historia entre ella y el asturiano, pero su discreción le impedía abordar esos asuntos, por lo menos enseguida. De modo que tomó asiento y olfateó la olla que reposaba sobre una parrilla de alambre, absolutamente negra por el tizne. Algo que hervía y olía a orégano y tocino en su interior, le llevó a frotarse las manos con satisfacción adelantada.

- Esto me huele muy bien, Jesús… ¿De qué se trata?

- Que te tengo una sorpresa, Pedropé… En realidad, a los dos se las tengo – dijo, girando los ojos desmesurados entre el Conde y “La Rusa” – Que hoy es mi día y en estos tiempos de homenaje a Don Quijote, quiero deciros que cumplo el mismo día que él: un viernes, joder, un viernes…

- Qué boba soy, no me había dado cuenta… – dijo ella, con ironía bonachona.
- Y… ¿Cuál es la sorpresa entonces? – preguntó el Conde.
- Piensa, hombre, piensa… Que no por linyeras debemos privarnos de ciertos gustos – dijo Jesús, a las risas de ron, mirando la olla en la que la tapa corrida un tanto, dejaba escapar chijetes de vapor que sumaban al ambiente aires misteriosos de laurel.

- Me rindo… Me rindo antes que se queme…
- Pues lo digo de memoria: “…Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda…”

El Conde de Caraguatá y Caballero de la Orden de Achar, don Pedro P. Pereira, abrió los brazos con admiración de gloria y los ojos con incredulidad de hambre llana y lisa.

- ¿No me querrás decir que estás cocinando lentejas, muchacho?
- A eso iba cuando te invitaba a pensar. Joder que eres lento, Conde…Pero esto no termina aquí… – dijo en voz más baja, jugando con los silencios del misterio, mientras levantaba la tapa de la olla – A falta de palominos del domingo, he conseguido tres palomas de viernes en la Plaza de Don Mauricio de Zabala, que sin plumas y con ajo, saben igual de sabrosas. Y además, una pata de cordero abandonada por un ingeniero hoy al mediodía en una mesa de “El Palenque”… Para tenerla, hice el sacrificio de esperar cerca de cuarenta minutos, de pie, viendo pasar comida y más comida, hasta que el mismo chez me vino a atender en persona. Y allí he visto que vosotros los uruguayos no sois afectos al ovino. Y el cordero en tiempos de Don Quijote era comida de nobles, pero no la vaca que era de pobres…

El Conde, tocado en el honor, se agachó, revolvió en la maleta de lona y extrajo tres botellas de vino, idénticas y por la mitad.

- Pues creo que estaremos bien acompañados – dijo levantando una de ellas a trasluz del fuego – Aquí tengo un “digestivo” de maravillas… Mmm… Un tintillo Tannat – Merlot, 2002 de la bodega de Fornaro, que agradará a su paladar en particular, señora Ekaterina…
- ¿Por qué le parece eso?
- Bueno, tal vez por las notas de ciruela que tiene y unos magníficos taninos suaves, tersos, redondos, capaces de dejarle en el alma una dulce estela de frutos rojos ya maduros…
- Barbaridad… – dijo ella con más asombro que al principio – Apúrate con ese guiso, Jesús, que no como desde anoche.

El gigantesco astur retiró la olla del fuego y la dejó reposar a su lado para que se enfriase un tanto, pues detestaba las comidas hirvientes. Su barba parecía abrillantada en la penumbra.
El Conde le dedicó una mirada hipnótica a la olla abierta en la que asomaba sobre el caldo la pata de cordero.

- Lentejas… – dijo – Qué fantástico…
- Bueno, en realidad, el noble manchego no debería haber comido jamás lentejas los viernes pues, antiguamente, se creía que las lentejas daban melancolía y que, más temprano que tarde, llevaban a la pérdida de la cordura como le ocurrió de verdad al Ingenioso Hidalgo.
- ¿Cómo sabes todo eso, Jesús? – preguntó “La Rusa”.
- Porque en tiempos de marinero, me leí a bordo a Cervantes de cabo a rabo. Y es que es raro el capítulo del Quijote en que no haya un pasaje referido al comer o a la cocina. Y así tan famosos son los molinos de viento, como las hambres por las que el bueno de Sancho atraviesa por ser fiel escudero de su señor.

Mientras hablaba, Jesús Pelayo iba sirviendo el guiso en tres platos de aluminio abollados, sin cuidarse de chorrear el suelo entre sus pies. El Conde de Caraguatá, mientras tanto, sirvió a cada uno un vaso del Tannat Fornaro que había cargado en la maleta.

- Jamás hubiera imaginado que ese libro diese tanta hambre… – bromeó el Conde.
- Ni que lo digas, Pedropé, ni que lo digas… A poco de empezar a leerlo solo te faltan los olores de sus andanzas, hombre, pues se viene al humo un montón de palabrejas que se te caen las babas de solo pensarlas: perdices escabechadas, hígado de cerdo, morteruelos, gazpachos de pastor, tiznaos, mojetes, arropes, mostillos… Y si quieres más, Pedropé, tienes caldereta de cordero, patatas con conejo, ajoarriero, ajopringue de la Sierra de Alcaraz y aquí me quedo, porque si hablo no como, hombre…

- Que ya es hora de que te des cuenta, charlatán… – dijo “La Rusa”, encorvada sobre el plato.
Y así lo hicieron en silencio durante dos vueltas de guiso de lentejas. Los tres comieron y bebieron a la luz del fuego, mientras los gatos comenzaron a despertar, a estirarse en sí mismos y a esperar por los huesos de las palomas de Don Mauricio de Zabala.
Al fin, el Conde Pedro P. Pereira dejó el plato a un lado y vació el vaso de vino con estudiada lentitud antes de hablar.

- Jesús… ¿De postres ni hablamos, verdad?
- Pues sí, hombre, pues sí… ¿Qué historia contigo? Que tenemos una noche cervantina ¿no? Si mal no recuerdo, leche frita, natillas almendradas, rosquillas, empiñonados, mazapanes y mantecados, son algunos de los dulces que Don Quijote saboreaba. Pues aquí tengo y no me preguntéis de dónde los he conseguido, tres bizcochos borrachos con miel de Canelones a falta de miel de La Alcarria. Uno para cada uno. Muy apreciados por el caballero andante, si señor…

El Conde no salía de su asombro. Degustaba el bizcocho como un niño, se chupaba los dedos y levantaba los ojos al techo donde debió haber estado, en algún tiempo del siglo pasado, una coqueta claraboya de vidrios esmerilados.

Y justo a los postres, por aquel hueco desdentado en las alturas de la Ciudad Vieja, se dejó ver de pronto sobre el caserón, entera, la luna llena.

La rusa Ekaterina, encogida sobre el asiento improvisado y con las rodillas muy juntas, se quedó extasiada mirando hacia arriba como si tuviese frío. Conmovida, sin abandonar la imagen de la luna, lagrimeaba en silencio.

- Vamos… ¿Qué le ocurre a mi amor? – preguntó el gigantesco astur Jesús Pelayo, acercando su cabeza a la de ella.
- No sé, Jesús. No sé qué me pasa… Tal vez ganas de ir juntos a San Petersburgo… Seguro que ese vino me ablandó el corazón…
El Conde de Caraguatá levantó la maleta de lona, metió dentro los envases del vino y dijo que la cena había estado fantástica y que ya era hora de retirarse. Jesús Pelayo cubrió los hombros de Ekaterina con una vieja gabardina y luego acompañó al Conde hasta la calle.
- ¿Crees que el vino le hizo mal, Jesús?
- No es eso, Pedropé… Es la melancolía de las lentejas y no hay caso. Que si abusas, te pasará lo que a Don Quijote, hijo…

El Conde le dio un abrazo de despedida y se echó a andar por la calle Cerrito bajo la luz de la luna. A medida que se alejaba de la Ciudad Vieja, hablaba solo, imaginaba a Jesús Pelayo cobijando a la rusa Ekaterina entre sus brazos de astur salvaje del año 716 y al fin, su propia melancolía se fue disipando hasta desaparecer por completo. Es más, parecía que aquellos taninos del vino, capaces de dejarle en el alma una dulce estela de frutos rojos ya maduros, sobrevivirían el tiempo suficiente como para llegar hasta su refugio en el parque y dormirse en paz, sin pensar en Don Quijote.

Mario Delgado Aparaín

Saturday, January 14, 2017

Fantasias de luna.


 Foto gentileza de Mabel Facal.

Y la luna con fuerza, le iba abriendo las puertas a la noche, sutilmente bañaba los campos y los maizales con esa luz de crepúsculo que invita al pensamiento dulce y al romanticismo. Me pare para mirar alrededor, estoy en Florida. Con esa imagen y esa luna, o estoy dentro de una pintura de José Cúneo, o el anda en la vuelta, lleno de colores y pincel en mano. No lo veo pero lo sigo buscando.

Una música cuasi celestial le da el fondo al paisaje. Una brisa suave, como silbando, escribe su partitura sobre el pentagrama que le brindan los alambrados, me recuerda los bandoneones de Ulisito y el Chueco Vaz, los sones rudimentarios de los Fassanaro y hasta la guitarra de Recalde,  un sapo desde un pantano les marca el ritmo como Cono Castro con su bajo.

 Foto gentileza de Mabel Facal.

A lo lejos los montes comienzan a opacar sus colores con los cambios de luz, los ocres  de “Las Parvas” de Don Juan Curuchet empiezan a apoderarse del paisaje, los verdes fuertes y exagerados me traen a la mente los cuadros de Juanchino.

Colección del Tordillo. "Las Parvas" de Don Juan Curuchet

Yo, me imagino recorriendo al paso ese escenario, sin preocupaciones, con una sonrisa en mi rostro, con muchos años menos, pero como siempre solo, pateando cardos, agachándome para recoger algunos macachines, chiflando a lo perdiz mientras ellas a pocos pasos revolotean desde los pastos.

Voy con las alpargatas embarradas y las bombachas llenas de abrojos, en el bolsillo de atrás me cuelga una honda y la boina la tengo casi caída sobre un lado.

Suena el teléfono y me despierta de la fantasía que unas fotos me habían traído.

Me sonrío, disfruto del momento y triste pero contento, vuelvo a la realidad, esas mini vacaciones mentales que me tomo, son las que me mantienen cuerdo.

El Tordillo


Thursday, January 12, 2017

El hombre y su perro. ( Una historia para Mabel Facal)

"A mi ya me están paspando, van y vienen, pa'rriba... pa'abajo, a pie, en bicicleta, en auto, en cachila, en ómnibus. Bolsos mates, termos, guitarras, sombrillas, canastas, bolsos, sillas y perezosos" 


"Y a vos que te importa?... si nosotros acá venimos para verlos a ellos"

"No, yo vengo para traerte a vos, que si no empiezas a refunfuñar y dar vueltas por el patio hasta que no haya quien te aguante"

" Ahh si, échame las culpas a mi, ayer que llovía, yo quería echar una meadita en el peral y volver a echarme abajo del alero, pero no, a vos se te antojó venir a ver que había dejado la marea en la costa, que esperabas encontrar, las carabelas de Colón?"

" Lo que pasa que te estas volviendo viejo y si no te saco a ejercitar un poco, un dia de estos te tengo que pasear en carretilla"

" Seguro vos sos joven y lindo como la reina del carnaval... andaaaa..."

" Te acordas cuando veníamos con la Vieja"

" Eso era otra cosa, ella hablaba con todos los que pasaban, les decía donde estaba el mejor lugar de la playa, a que hora se ponía el sol y desde donde verlo mejor, así pasábamos horas de la playa al puente y del puente a la playa, se traía el mate y unos bizcochos para Uds., además siempre tenía algo para que yo también masticara"

" Que pretendes, que ahora tome mate contigo? Ella tenía otra visión de la vida, yo me divertía solo con acompañarla y verla desenvolverse con los forasteros que caían al balneario todos los veranos"

" Si y hablaba hasta con los perros, vos ahora solo hablas conmigo y que no se entere la gente porque van a creer que estas loco. Que lindo seria otra vez venir juntos a ver un ocaso desde lo alto del médano, correr por la orilla y nadar a buscar las pelotas que siempre alguno deja ir al agua, enfilar para los que están jugando a la paleta y a las carreras pasarle entre las patas. Robarse algún refuerzo de mortadela que un distraído dejó al lado del termo, olfatear los baldes de los pescadores, perseguir cangrejos y escarbar buscando almejas... paahh, creo que a esto que estamos pasando ahora le llaman nostalgia."

" Sabes que?  vamos a quedarnos acá quietitos hasta que baje el sol...vas a ver que se nos pasa"




TODAS LAS FOTOS TOMADAS POR Y PUBLICADAS POR CORTESÍA DE MABEL FACAL COSTA AZUL/LA FLORESTA, URUGUAY.