Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Monday, March 19, 2018

Cuartetas nostálgicas.

Estas cuartetas me llas envio el payador y cantautor uruguayo Hugo Cabeza que se inspiro en la foto sacada por mi hija Anahi Pintos. Gracias amigo.

No es el frío de la nieve/ 

ni andar en pagos lejanos / 
lo que aviva mi nostalgia /
es pensar en mis hermanos. 

El corazón se me estruja / 
cuando recuerdo mi río /
mi infancia y el campo abierto / 
de aquel mundo que era mío.

 Dicen que todo es presente / 
que no hay mañana ni ayer / 
y hoy mis ansias me desbordan / 
cómo quisiera volver 

¡ ...Volver aunque sea un ratito / 
al lugar donde la vida / 
me dió lumbre, amor y besos / 
en mi pago de Florida ¡ 

Hugo Cabeza. - Dedicado al amigo Juan Alberto Pintos ( floridense desde y para siempre )



Thursday, February 22, 2018

Carta de un veterano a un viejo amigo. Por Hugo Cabeza

Publicado por gentileza y con permiso de su autor.


Carta de un veterano a un viejo amigo.

Se nos viene la noche don Julián
No hay vuelta de hoja…
Se está cayendo el sol y ni cerca de encontrar el camino
Fuimos perdiendo las prendas una a una
Nos obligaron a embargar el alma
En batallas perdidas o ganadas
Así se fueron quedando en el pasao
el poncho patria,la tropeada a caballo,
la mateada bajo el alero del rancho
la familia reunida en los atardeceres
con el jolgorio de los pájaros, los gurises
y los perros echados a los pies.
Se nos fueron de a poco
Casi sin darnos cuenta
La charla entre vecinos
Con alambrao por medio
Y el pingo de la rienda
Dormitando al sinapuro de los dueños.
Cuando era nuestra esta tierra
Cuando nuestras mujeres parían hijos y sueños
Bajo la sombra mansa del hogar campesino.
Estábamos rodeados de lindas tradiciones en el mundo rural ¡
Se nos van, se siguen yendo
Las escuelas rurales
Los gurises del campo
Los oficios más viejos…
Se construía el mundo con las manos ¡
Ahora ya no hay patrones que vivan en la estancia
Hoy dan las órdenes por internet , o un celular
Sentados en el confort de la ciudad
Entre unos lujos desconocidos pa nosotros.
Pa qué? Si acá no se precisa tanta cosa
Acá se ve sencilla la real necesidad del ser humano.
Y lo demás es charamusca
Pilchaje que está de sobra
Y que disfraza la verdadera realidad.
Ahora nos quieren obligar a vivir
A sentir y a pensar
Con la mente artificial de la ciudad ¡
Usté no vió que ahora todo se lo dice
Una mente virtual
Sin que usté use su propia sesera?
Mi querido paisano:
Si nos quitan el mundo que tenemos
Si nos tapan el sol que conocemos
Como le daremos sentido a nuestra vida?
Vió don Julián, sus gurises y los míos
Ya ni preguntan por aquel caballo
Donde dieron las primeras recorridas
Al potrero más cerca de las casas.
Ya no vienen sino de cuando en cuando
Y cuando vienen se la pasan hablando cosas de ciudad.
Con la vieja los miramos y quedamos callados.
Pensamos en los nietos…
Podrá ser que algún día la gente vuelva al campo?
Será que estos enanos que hoy apenas se enderezan,
comprendan cuando crezcan la verdad?
Que si matan este mundo, no habrá un mundo posible entre el asfalto y el hormigón.
Yo sé que los que mandan están apoltronaos en su sillón de la ciudad
y que manda la plata y el poder de los más codiciosos.
Pero si usted don Julián , no pastorea y cuida su majada
Si el granjero no planta sus manzanas ni cultiva su huerta
Si el campo se nos queda sin familias
Nunca vendrán señores de corbata
Ni doctores letraos
A producir el alimento que la tierra no da.
Nosotros madrugamos cada día
Metemos las manos en el barro
Pata en el suelo
O arriba de un tractor
O a lomo de un caballo
De potrero en potrero empujamos el carro
Pa poder quedarnos en la tierra un poco más…
Aunque sea…un poquito más ¡
Hugo Cabeza

Monday, January 29, 2018

Un hotel mil estrellas. - Historias cortitas



Las hojas secas crujen bajo mis botas, el bordón tiernamente se apoya en la suave alfombra del bosque, los trinos de los pájaros y el cantar de ranas y sapos comienzan a anunciar la noche. El sol ya se oculta y la luna comienza a iluminar mi Camino, es raro que a estas horas yo todavía tenga la mochila en la espalda, normalmente estaría descansando en un albergue, después de una reparadora ducha y pronto para mi cena, pero…

Hoy tengo la idea de dormir al aire libre, la temperatura de esta noche de septiembre anda por los 18 grados, ideal para dormir al raso. Todas las noches antes de retirarme a dormir, salgo a caminar por los alrededores de los albergues donde me quedo, a mirar las estrellas y deleitarme con su belleza, hoy definitivamente las tendré de techo y las disfrutare a pleno.


En el macuto tengo un pedazo de chorizo, un cacho de pan y medio litro de vino tinto para lavar el pico antes de acostarme panza arriba a deleitarme con el maravilloso espectáculo que me espera. Estoy en el lado francés del Camino que me lleva desde Lourdes hasta Puente de la Reina, acabo de pasar el hermoso e histórico Fort de Portalet, después de aquí me espera el Alto de Somport y del otro lado España.


Aproximadamente un kilometro antes de llegar a Urdos, en un lugar marcado como zona de camping, hay dos “caravanas” estacionadas y sus ocupantes, dos parejas de probablemente mi edad, sentados en una mesa disfrutan de su cena, una botella de vino en el centro de la reunión se ve invitadora. Me acerco y saludo respetuosamente, vienen desde Toulouse, parando siempre en todas las etapas que normalmente haría un peregrino a pie, ellos motorizados no tienen apuro y se ve que lo están gozando mucho. Desde Lourdes han hecho las mismas etapas que yo, charlamos un rato, comparten su vino conmigo y me invitan a comer, yo les digo que tengo el banquete en el macuto y les agradezco.

Les cuento que pienso dormir al raso y si no les molesta, me quedaré cerca de ellos. El más simpático me ofrece una lona plástica para poner sobre el césped y se la acepto con gusto. Me despido de ellos y me alejo unos 50 metros donde comienzo a armar mi campamento, dos mesas de pic-nic cercanas serán mi tienda de campaña, ya que en vez de poner la lona en el piso la pondré uniendo las mesas para cubrirme del posible rocío de la madrugada. Mi poncho chubasquero me servirá de piso bajo el saco de dormir, mejor, ni en un hotel 5 estrellas ya que desde mi cama veré millones de estrellas. Creo que es cerca de la medianoche cuando terminé mi cena que fue consumida lentamente y saboreando cada bocado y cada momento.

La madrugada me encuentra dormido como una piedra, me despierto cuando escucho las conversaciones de mis vecinos que ya están preparando su desayuno y piensan salir temprano rumbo al próximo pueblo. Agradezco haberlos encontrado, ya que, si no hubiera sido por la cubierta que ellos me brindaron, me hubiera mojado hasta los tuétanos, el rocío intenso cubría los campos y parecía que había llovido, yo sequito y feliz. Les devuelvo su lona y me despido agradeciéndoles la gentileza, más adelante los volvería a ver en Ruesta y en Jaca.

La noche para mi había sido de ensueño, pero también me había hecho recordar que ya no me cocino en el primer hervor y mis 70 años  no están dispuestos a pasar muchas noches al raso. Me calzo las botas y me dispongo a caminar uno de los trechos más escabrosos de esta ruta, el Puerto de Somport me espera, primero hay que subirlo, pero después bajarlo que no es cosa fácil.

Lamentablemente mis fotos nocturnas fueron un fracaso total, se ve que mi teléfono celular no esta preparado para ese tipo de fotos o yo no se utilizarlo.

El Tordillo. (Juan Alberto Pintos Lecuna)