Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Wednesday, January 6, 2010

Historias cortitas/ De pitos y flautas.-

Serian las 8 de la noche, cuando ya pronto para gozar de los festejos, me senté en el escalón del frente del Club Florida, recién llegado y en día de elecciones, me había propuesto a disfrutar de los festejos, fuera quien fuere que ganara, por que mas allá de los colores, la que ganaba era la democracia y serian los mas los que saldrían a las calles a expresar su alegría. 

Yo como de costumbre no emití voto, lo dejo para los que viven aca, así que ganara quien ganara yo estaría contento. 

Con una mesita enana junto a mi silla, un vaso de vino, una sonrisa de oreja a oreja y la alegría de estar de vuelta en Florida, me dispuse a gozar una noche estupenda.

Muchos de los parroquianos del club iban llegando, el Ganzo, Cesáreo, el Oreja, el Dr. Jaime Peña, Carlitos el taximetrista y toda la barra con los que usualmente juego al truco.

Los que me conocían, con un saludo y un ¿otra vez por acá Tordillo? me daban la bienvenida… yo tranquilo saludaba, a unos con un abrazo, otros un beso, un apretón de manos o un sacudón de cabeza, a lo Teru Teru, muchos de ellos después de los saludos, mandaban la vuelta de rigor, por lo que mi vaso de a poco se transformó en el cuerno de la abundancia, sin fondo y sin fin. 

Los resultados de los comicios iban llegando, la gente ya empezaba a salir a la calle, con pitos, con flautas, con banderas, con tambores y platillos, motos y autos, gente a pie y también a caballo, chatas cargadas de humanos, humanos cargados de vasos y botellas, vasos y botellas cargados de bebidas refrescantes y de las otras, bocinas, alarmas, gritos, parlantes, colores, estandartes grandes y chicos, chicos y grandes festejando. 

Desde mi silla, a veces sentado y a veces parado, miraba, sacaba fotos, grababa videos, saludaba y disfrutaba que mi pueblo estaba de fiesta. 

Pasaban las horas y el desfile frente a mi seguía infatigable, mientras que yo de a poco y de amores con mi cuerno de la abundancia, me iba deslizando hacia un estado de satisfacción y alegría total. 

No se cuanto tiempo paso, pero alguien me toca en el hombro, y llamándome la atención me pregunta… ¿Estas bien Tordillo?... “Por supuesto estoy fenómeno, hacia tiempo que no disfrutaba tanto”… ¿Estas seguro?... ¿Si… porque? “Y… hace como una hora que esta lloviendo, hay un ventarrón de novela y lo único en toda la calle Independencia sos vos”. 

Entre Gerardo y otro, agarraron la silla conmigo encima y me pusieron adentro del club. Que viva la democracia.

El Tordillo

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