Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Saturday, June 13, 2009

Historias cortitas/ El Picaflor

Con todo esto de las escuelas rurales, se ha hecho una propaganda que va mas allá de lo que a mi me gusta, sigo considerando que la solidaridad se tiene que hacer sin nombre y apellido, pero como en todo, alguien tiene que tomar la punta y tratar de organizar las cosas. En este caso me toco a mí, pero los que realmente hacen el asado posible, son los que vienen a comerlo y a poner su aporte monetario, lo de más es cuento.

Un amigo, durante ese mismo evento me decía, “…el problema es que las necesidades son tantas… debería de encontrarse otra forma…hacer esto mas veces por año… porque no organizar un…” y así varios se plegaron a dar ideas, de cómo solucionar el problema de fondo.

“Nosotros, mejor dicho, yo, no puedo cambiar el mundo, ya lo intente una vez y fracase”, fue la única respuesta que les pude dar, ahí me vino a la mente algo que Marciano Duran me había contado pocos días antes.

Según su historia, el fuego estaba consumiendo gran parte de la selva, las llamas avanzaban y destruían todo lo que se les ponía por delante, los animales desesperados corrían tratando de escapar a ese infierno, todos, lo mas rápido que podían se querían salvar alejándose de las llamas, mientras tanto un Picaflor, sobrevolaba la escena yendo y viniendo con calma pero seguro de lo que hacia.

Los otros animales que lo veían retornar a la escena del incendio le gritaban, le pedían que no fuera para ese lado porque se iba a quemar las alas. Uno al fin le pregunta cual era su intención al volver tantas veces al fuego y el Picaflor le contesta, “yo voy hasta el río, lleno mi pico de agua y vuelvo a volcarla sobre el fuego”. Los otros animales de inmediato le dijeron que no había forma de que el con su piquito lleno de agua, pudiera apagar tremendo fuego, que se dejara de bobadas y tratara de salvarse.

El Picaflor muy seguro de si mismo les contesto, “no se si lo podré apagar y ni siquiera pretendo hacerlo, pero por lo menos yo, se que estoy haciendo mi parte”.

Es decir que si todos nosotros en vez de dar ideas o discutirlas, nos pusiéramos a hacer la parte que nos corresponde, viviríamos en un mundo mucho mejor.

El Tordillo

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