Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Saturday, November 25, 2017

Julian y el guiso. Historias cortitas

Una historia de tiempo atrás, pero que siempre me despierta una sonrisa.

De a poco íbamos llegando a Parada Sánchez, la cantidad de jinetes se iba haciendo mayor cuanto mas nos acercábamos al Paso de la Arena, en grupos o de a uno, los gauchos se unían a lo largo de la ruta, saludaban, miraban pasar el contingente y después respetuosamente se ubicaban a la cola de la marcha.

Ahí en la retaguardia y gozando el espectáculo, casi en el camión de los rezagados, el Tordillo y su tordillo seguían al paso, empachándose de campo, de tradición y de kilómetros. La Marcha de Casupá a la Piedra Alta era algo que siempre había querido hacer y ahora se encontraba en medio de ella y cerca del destino final,


El camión del ejército que preparaba el guiso que recibía al gauchaje en cada una de las paradas, hacía rato que estaba haciendo humear la caldera, de una vieja máquina que parecía mas para hacer asfalto que para preparar rancho, salía un guiso tan caliente y espeso como insulso, pero que servía para llenar la panza después de horas sobre el recado.

A medida que se llegaba, cada uno se preparaba para desensillar un rato, hacer mediodía y descansar para la jornada de la tarde, otros mas comedidos, ayudaban a sacar caballos para el campo, dar ración, dar agua o simplemente alcanzar chilcas para un fueguito tropero que calentaba agua para los mates.

Cuando llaman a rancho, la larga fila se hizo casi instantánea, plato en mano y de a uno, se iban sirviendo los comensales, Julián, un paisanito muy comedido y se ve que también muy enamoradizo, ayudaba a unas jovencitas con sus caballos y entretenido dejó pasar el tiempo, cuando se dio cuenta, era el último en la fila.

Se acerca, adelanta el plato, lo sirven y mirando el guiso como desilusionado se dirige al lugar donde sus compinches ya estaban de cháchara después de haber comido.

“…taba lindo el guiso, los dos murlitos que me tocaron taban reguenazos…” dijo uno de los muchachos.

“…a mi me tocó un pedazo de pechuga y otro de rabadilla, pahhh, hacia tiempo que no comía guiso tan rico” dijo otro.

Cuando Julián se va sentando, uno, ya de plato limpio y panza llena le pregunta, ¿y a vos que te tocó?


Julián miró su plato como con pena y levantando la vista dijo… “a mi me tocó laguna” y se sentó cuchara en mano a tomar su caldo.

El Tordillo

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