Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Tuesday, March 25, 2014

Ya hicimos la mitad...dalep'alante!

El tramo hasta Bercianos del Real Camino, estuvo más lleno de horas de contemplación, que otras etapas. Pasaríamos por lugares hermosos, iglesias de barro, otras de ladrillos, puentes románicos y la Ermita del Puente, que se encuentra justo junto a los monumentos que marcan la llegada a la mitad del Camino de Santiago. Para mi llegar a ese lugar tuvo un significado especial, la parte más dura, ya había pasado.
El sol. a mi espalda, asomaba temprano y a pesar de que estaba frio,
 presagiaba un dia hermoso
Creo que ya lo he dicho antes, pero El Camino, no conlleva solo un esfuerzo físico, la parte mental y espiritual, son casi o más importante. Muchas veces, las piernas te llevan a pensar sobre el significado de la peregrinación, de la necesidad de hacerla a costa de llagas en los pies y tendinitis en los tobillos y talones. En esos momentos es cuando obligatoriamente te tienes que mentalizar que hay que seguir, espiritualmente darte las respuestas o preguntas que justifiquen el sacrificio.

Yo llegaba a esta altura del Camino con dolores en varias partes diferentes del cuerpo, las botas estaban cada vez más acusando el abuso que estaban recibiendo y me torturaban, día a día las tenía que reparar para poder seguir. Los pantalones vaqueros habían pasado a ser pantalones cortados, toda la ropa que llevaba, a pesar de que era lavada asiduamente, comenzaba a tener un olor a traspiración que se hacía presente temprano en el día. Como perdí peso, dos pares de calzoncillos, ya no los podía ni usar porque al quedarme grandes se arrugaban y amontonaban en las ingles, dando una sensación constante de incomodidad, menos mal que tenía otros dos que al ser casi malla elástica, sirvieron el resto de la ruta.


Los dos últimos días también habían sido un martirio para el estómago, en consecuencia, varias veces me tuve que internar campo adentro, debido a la escasez de árboles o bosques, y no era que yo andaba buscando leña. Así transcurrió la etapa, los senderos agradables de los últimos 10 kilómetros, planos y tranquilos, me depositaron en un pequeño bar a la entrada del pueblo, era poco pasado el mediodía, el cuerpo pedía sólidos y líquidos.

Bajo una sombrilla, sentado, sin apuro, me devoro un bocadillo de queso, ya saben porque, dos coca colas bien frías y unos maníes que desde una vitrina me llaman y me tientan. Me sentía tranquilo, relajado, satisfecho. He sobrepasado la mitad de la ruta y me siento con fuerzas para continuar, sé que la meta propuesta es alcanzable.

Después de un merecido descanso, le envío un mensaje a Jordi para saber si se había quedado en Bercianos o había seguido hacia El Burgo Ranero, él se ve que también había juntado mucha leña, por lo tanto ya se había registrado en unos de los albergues de Bercianos, cruce el pueblo me lo encontré y ahí mismo me quede.

La cena esa noche, fue memorable, la mayoría del grupo con el que terminaríamos el Camino 15 días después, estaba ahí. Sandra y Carlos fueron los encargados del rezo en español y en ingles respectivamente, el cura del pueblo se sentó en la mesa comunitaria y nos hizo compañía.


John el veterano irlandés, al que le había perdido el rastro en Tosantos, me abrazaba alegre por el rencuentro, el matrimonio italiano con el hermano, sentados en el patio en el patio trasero del albergue, me invitaron a tomar una cerveza. La barra lavaba ropa y llenaba el tendedero, una algarabía inusual flotaba en el aire, no sé si era general o si yo solo la sentía.

Al final del día, después de haber recorrido el pequeño pueblo de calles angostas y casas de barro, de punta a punta, llegue a una iglesia de la cual solo quedaba el portal. Donde en un tiempo era la nave principal, un parque con asientos de piedra invitaba a la contemplación, el sol se ocultaba lentamente, sentado mirando el horizonte me regocijaba pensando en los lindos momentos vividos en la primera mitad del Camino. En silencio, con una oración agradecí al Supremo Arquitecto del Universo, por todo lo que me ha brindado, por mi familia y mis amigos, por los compañeros de este viaje que es la vida, por mi pasado, por mi futuro, pero más que nada por el magnífico presente de mi vida.

El sol se ocultó, era la hora de irse a dormir, contento y satisfecho me fui a descansar, porque mañana será otro día, donde seguiremos metiendo pata, ya que… hasta Santiago no paramos.









Arco barroco de San Benito en Sahagun

















No comments:

Post a Comment