Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Wednesday, August 17, 2011

Sobre escuelas rurales.

Qué Pasa (Suplemento de El Pais)


Cuando una escuela se va.-

Cerraron 13 en un plazo de cinco años

S.C.
Casi todos los años al menos una escuela rural se queda sin alumnos y cierra. El año pasado fue uno de los peores: cerraron nueve. Cueva del Tigre, al norte de Cardona en Soriano, integra la lista de 2011: en esa zona no hay más niños en edad escolar y la maestra fue relocalizada a otro lugar. Por ahora nadie se hizo cargo del local, que está abandonado, dice la coordinadora de educación rural en ese departamento, Valeria Retamosa.
Lo que temen los vecinos de Arroyo de los Patos en Lavalleja (ver a partir de página 4) es que, cuando Erica Hernández salga de sexto año en 2012, el pueblo se sume a la lista de las localidades que perdieron la batalla contra el despoblamiento rural y ya no tienen escuela.
En los últimos cinco años Uruguay perdió 13 escuelas rurales: había 1.146 en 2006 y 1.133 en 2010. En ese período la matrícula de las escuelas rurales bajó 2.951 alumnos, a un promedio de entre 500 y 1.000 niños por año.
El director de educación rural del Consejo de Educación Primaria, Limber Santos, dice que desde la década de 1930 decrece la cantidad de población en el campo y por lo tanto de alumnos en escuelas rurales. Su impresión, de todos modos, es que ese ritmo decreciente se ha desacelerado en la última década.
Hay escuelas que hace 20 años tenían varias decenas de alumnos y hoy tienen dos o tres. "O que tienen tres salones y ahora no queda nadie", dice la coordinadora de educación rural en Lavalleja, Mónica Rodríguez. "La campaña está tan despoblada que solo nos queda la gente grande, muy grande".
La política de Primaria es que las escuelas se mantengan abiertas siempre que haya un alumno, sobre todo si el niño no puede concurrir a otros centros por la distancia, las condiciones geográficas o por la voluntad de su familia.
Santos dice que esto es una diferencia respecto a la política de la década de 1990, cuando "había una tendencia a cerrar escuelas con pocos alumnos" siempre y cuando hubiera otro local en la zona, apelando a razones económicas y de sociabilidad. Desde esa época se pusieron ómnibus que llevan a los niños de zonas rurales a escuelas urbanas.
Santos admite que, desde el punto de vista pedagógico y de la integración social, es muy negativo que una escuela tenga un solo alumno, dos o tres. Y por eso es habitual que se realicen actividades comunes entre las escuelas rurales de la misma zona.
¿Qué pasa cuando una escuela cierra? La idea es que la gente del lugar -es decir, productores, cooperativas de mujeres o vecinos- se hagan cargo del local para que ese espacio pueda seguir siendo utilizado con otros fines.
"Aún cuando están abiertas, las escuelas rurales sirven de institución social donde la gente se reúne y hace eventos. Es el lugar físico de congregación, esa ha sido la característica identitaria de la escuela rural a lo largo de toda la historia", dice Santos, en su despacho que da a la calle Bartolomé Mitre. Pero la realidad indica que en muchos casos los vecinos no se ocupan de la escuela cerrada y el Estado tampoco lo hace.
Hay algunos locales que son mantenidos por Primaria con algún fin; otros son abandonados "y al poco tiempo se vuelven tapera"; otros se han rematado. Pero en general se ha evitado que esto último suceda para mantener viva la posibilidad de que la escuela reabra o tenga un uso comunitario.
LA REAPERTURA. A veces ocurre casi un milagro y reabre una escuela que había cerrado, lo cual implica invertir recursos para volver a poner en condiciones un local clausurado.
"La inmigración del ámbito rural a la ciudad se mantiene pero se ha complejizado y en algunos casos se ha dado el proceso inverso", dice Santos, porque "hay gente que vuelve al campo por una fuente laboral puntual y hay mucha migración interna, de un medio rural a otro". Pero el movimiento es fluctuante: a veces aparece una oferta laboral en una zona, al tiempo desaparece y las familias se van.
En 2010, por ejemplo, cerró la escuela 59 en Sarandí de Gutiérrez, al norte de Lavalleja, y hace unos meses reabrió. "Una mamá llamó y dijo que tenía interés", cuenta Rodríguez, la coordinadora del departamento. La niña tiene 4 años, así que la escuela tiene futuro, siempre y cuando sus padres no emigren.
Y la reapertura de un centro es un llamador para que otras familias se radiquen: "Si la escuela está cerrada, probablemente no venga gente", dice Santos.
Los casos no abundan, es verdad, pero en los últimos dos años han reabierto varios centros, aunque son muchos más los que cerraron. La Lata al norte de Treinta y Tres, Chacras de Borghi en Flores y la escuela número 9 en la ruta 30 en Artigas son tres ejemplos de que no todo está perdido. En esos lugares se le ha ganado esa famosa batalla al despoblamiento rural. Por ahora.

Tres problemas

Electricidad
Hay algo más de 100 escuelas rurales (de un total de 1.133) sin energía eléctrica. Casi todas tienen paneles solares (lo que en general no da para que funcionen aparatos eléctricos) o energía eólica.
Agua
Hay 350 escuelas con problemas de agua potable, ya sea porque el pozo se secó o el agua está contaminada.
Internet
Todos los niños tienen computadoras del Plan Ceibal, pero al menos 226 escuelas no tienen conectividad.

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