Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Wednesday, December 16, 2020

Los heroes del barrio.

 

Los heroes del barrio.

A fines de los 50, desde que cruzaba el Puente de la Piedra Alta, se escuchaban los parlantes a todo volumen, se movía a la velocidad de un peatón, para que todo el barrio pudiera salir a la calle a recibirlo, los gurises se alborotaban y enloquecidos los seguían en su recorrido.

Ruta 5 (Aparicio Saravia) hasta Las Barreras, de ahí hasta Independencia rumbo al Prado Español, al final doblaba a la derecha y buscaba José Batlle y Ordoñez, por ahí y después por su extensión, hasta el almacén de Santarcieri en la punta de la cuchilla. A la izquierda por el callejón para ir a la estación y después por Avenida Artigas rumbeando para el centro. Destino final, la puerta del Mercado.


Era mi tío Raúl, que en su viejo camión Citroën venia a alegrar Florida con los álbumes de figuritas, los charrúas, sobre los indios, otras veces de futbol, otras eran de historia patria y así sucesivamente, venia todos los años con una colección diferente, los gurises nos enloquecíamos.

Desde arriba del camión, mis primos Cholo y Pocho, tiraban cada tanto un puñado de los paquetitos de figuritas y golosinas, eso hacia que los gurises los siguieran de punta a punta gritando y festejando este tipo de piñata ambulante, un sistema de publicidad perfecto.

Pero los más favorecidos éramos mi hermano Ruben y Yo, ya que apenas llegaba a la punta del puente, donde nosotros lo esperábamos, nos dejaba ir parados en los estribos del camión, uno de cada lado y nos daba figuritas para tirar. Nos sentíamos mas importantes que la reina del carnaval.



Cuando se terminaba el recorrido, salía por todos los boliches a vender su producto, mientras que nosotros, los cuatro primos, desde la caja del camión le alcanzábamos lo que vendía.

Al final del día, con el bolsillo gordo de plata fresca, nos llevaba hasta el Sportman, mientras él se entretenía con mi padre y los Giordano, nosotros comíamos helados y tomábamos Coca Cola, Bidu, La Salteña, naranjita Urreta y todos los otros tipos de refrescos que había… todo iba a la cuenta del tío Raúl.

A la hora de volverse a Montevideo, siempre agarraba dos cajas enteras de las figuritas y nos daba una a Ruben y otra a mí.

Y por si era poco, nos daba otro sobre con tres copias de “la sellada”, que era la que siempre faltaba para completar el álbum, porque era la “difícil”.

Por los próximos 10 o 15 días, nosotros dos éramos los héroes del barrio, porque para muchos gurises era donde encontrar las figuritas que no tenían. Nosotros les cobrábamos un vintén por las comunes, pero si de las selladas se trataba, podían subir hasta una chanchita de 20.

El Tordillo




 

 

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