Un lugar donde un hombre de Florida (Uruguay), la capital de la Piedra Alta, cuenta de todo un poco, sobre su pueblo, su vida, sus viajes, su familia y más que nada, sobre su Florida natal. Tambien mucho sobre mi querido Camino de Santiago.



Thursday, March 19, 2015

Un Calvario, rumbo a Almaden de la Plata.


Septiembre 1ro.,2014.-

Salir de Castilblanco de los Arroyos temprano fue difícil, hasta las dos o tres de la madrugada, un grupo de muchachos locales, hicieron campamento en un pequeño parque junto al albergue, la radio de unos de los autos brindaba música continua a volúmenes tan alto que se sentía la vibración de los parlantes en las camas. Para amenizar cada poco explotaban una bomba de estruendo que hacía temblar todo el edificio. La hospitalera, una chica francesa, que recién había llegado al albergue y a España la noche anterior, trato en su pobre español de comunicarse con la policía, para que enviaran a alguien a ocuparse de la situación… pasaron las horas y no hubo respuesta ni quien pudiera dormir.


Las luces de la mañana me encontraron mochila al hombro y somnoliento caminando rumbo a Almadén de la Plata. Lamentablemente, los primeros 15 km. se hacen al costado de la carretera, donde la única constante es el tránsito de vehículos pesados a altas velocidades. Hay momentos en que da miedo y a pesar de que los alrededores son hermosos, uno pasa más tiempo cuidándose de no ser atropellado que disfrutando.

De apoco se va ascendiendo, las dos tres grandes propiedades al costado del camino, esta pobladas de vacunos que con total tranquilidad se alimentan como por inercia, también unos toros de lidia, muestran sus poderosos cuerpos mientras que el pasar desde el otro lado del alambrado, me miran sin inmutarse, pero con su vista viva y feroz como marcando su territorio. La belleza de esas imágenes me hace olvidar por momentos, la monotonía de la carretera.



Al llegar a la entrada al Parque Natural de los Berrocales, se abre un mundo y un Camino nuevo. Aquí se terminan las preocupaciones y empiezan los amplios paisajes de dehesas, el terreno ondulado, animales sueltos que se ven fuertes y saludables. Las arboledas brindan una sombra acogedora para los peregrinos que ya a esta altura comenzamos a ralentizar el paso, para disfrutar a lleno la naturaleza que nos rodea.


El camino serpentea y brinda vistas maravillosas, yo, ya he recuperado el buen humor, casi como meditando, me deslizo por las subidas y bajadas sin prestar atención a nada en especial, pero absorbiendo todo lo que me rodea.


Estos son los momentos más lindos del Camino, de a poco comienzo a visitar mi interior, ya que la paz que me rodea, me invita a la reflexión interior, como sonámbulo, mis ojos se pasean por el paisaje mientras mi mente se regocija hablándose a sí misma, preguntas y repuesta se suceden a paso vertiginoso. Unos árboles me recuerdan los montes de mi Florida natal y me llevan a recorrer, hoy, lugares que me llenaron de alegría hace más de 40 años. Un hilo de agua, me lleva de golpe hacia la Calzada casi seca, me revuelco en su arena y me baño de nostalgia, con alegría…en ese momento soy extremadamente feliz y contento de estar donde estoy.


Cada tanto, el mugido de un animal, el cruce furtivo y veloz de un conejo o un ciervo a la distancia, me vuelven a la realidad. Una realidad que se enfatiza con la presencia de los marcadores que indican que estoy en plena Sierra Norte y que El Calvario, se avecina. Al traspasar una portela, el camino se inclina hacia arriba agresivamente, la senda de tierra suelta y piedras empieza a demandar toda la atención, para no terminar dándose un resbalón o caída que te llevaría varios metros barranca abajo.


La ascensión es brusca, justificando el nombre de Calvario, en un tramo de poca distancia se ganan aceleradamente más de 250 metros de altura, con partes donde la verticalidad del peregrino se ve amenazada.El peregrino, debe curvar la espalda para darle un mejor punto de apoyo a la mochila, clavar la bota en la tierra seca y suelta, prenderse como sanguijuela al bordón. Todo esto es necesario para llegar a la cumbre sin inconvenientes.

Yo, con mi mente y mi cuerpo totalmente abocado al esfuerzo, casi sin darme cuenta, me detuve, quería ver lo que había quedado atrás y abajo… el peso de la carga al enderezarme, me dio un fuerte tirón y comencé a perder el equilibrio, pero mi compañero de tantas aventuras, mi bordón, casi como con una mente propia, se clavo a fondo entre las piedras y me salvo de un porrazo casi inminente.


Al paso y bufando llegue al mirador, desde donde me regocijé con un paisaje sin comparaciones, 360 grados de alegría y luz, para el peregrino que encuentra en esos momentos, la razón de ser del Camino.

Desde el Calvario hasta Almadén de la Plata, es una bajada corta y peligrosa, pero el poder ver desde la cima las primeras casas del pueblo, la hacen muy llevadera. A la misma entrada del pueblo, me recibió una buena señora, que sentada en la puerta de su casa, después de darme las indicaciones de donde encontrar todo lo que le puede interesar a un peregrino, me obsequio un hermoso racimo de uvas frías y dulces.


En una fuente a pocos metros de su casa, me descalcé, introduje mis pies en el agua fresca y a pleno sol, cansado pero satisfecho por la faena del día, me comí las uvas, tome agua en abundancia y di gracias al Creador por los bienes recibidos.

























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